En los primeros minutos de este martes 27 de octubre inició la
transición en el Gobierno del Estado de Guerrero, el mismo día en que se erigió
como entidad libre y soberana hace 166 años y se designó como gobernador
provisional a don Juan N. Álvarez, quien al siguiente año fue ratificado como
gobernador constitucional.
Tras diez años y seis meses en el poder, el Partido de la Revolución
Democrática —primero con Zeferino Torreblanca Galindo, luego con Ángel Aguirre
Rivero y un fugaz y circunstancial interinato de un año de Rogelio Ortega
Martínez—, terminó con la esperanza de miles de guerrerenses que habían creído
en un proyecto de transformación social cuando surgió en 1989. Pero por
reiterados errores de sus dirigentes y gobernantes, la decepción creció a tal
punto que muchos de los fundadores abandonaron el partido y la muestra más
clara fue el retorno de un partido bien conocido en Guerrero: el Partido
Revolucionario Institucional, con la esperanza de retomar el orden en la
administración estatal y por ende, en la sociedad en “un estado problema”, como
lo llamó don Moisés Ochoa Campos, con graves rezagos que lo han marginado del
desarrollo nacional.
Vuelve Astudillo
Después de diez años, Héctor Antonio Astudillo Flores regresa al PRI la
gubernatura de Guerrero. Ganó las elecciones del pasado 7 de junio con un
amplio margen frente a la candidata de la alianza PRD-PT, Beatriz Mojica Morga.
Astudillo Flores obtuvo 558 mil 622 votos sobre 473 mil 695 de Mojica Morga, es
decir, una diferencia de más de 84 mil sufragios.
En el marco de esta conmemoración de la erección del Estado de Guerrero,
Astudillo Flores rinde protesta hoy como Gobernador Constitucional para el
periodo 2015-2021.
A Astudillo le tocará liderar un estado “ingobernable”, como se ha
considerado a Guerrero durante muchos años, tanto que de 1916 a 2015, casi 100
años, sólo siete gobernadores han concluido su periodo para el que fueron
electos (Gerardo Rafael Catalán Calvo, Baltazar R. Leyva Mancilla, Rubén
Figueroa Figueroa, Alejandro Cervantes Delgado, José Francisco Ruiz Massieu,
René Juárez Cisneros y Zeferino Torreblanca Galindo).
Los casos más recientes de gubernaturas truncadas fueron: 1) La
separación de su cargo de Rubén Figueroa Alcocer, el 12 de marzo de 1996, tras
los asesinatos de miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur
(OCSS), en el vado de Aguas Blancas el 28 de junio de 1995, y la asunción como
interino de Ángel Aguirre Rivero; y 2) La separación de su cargo como
gobernador del propio Aguirre Rivero tras los hechos violentos en Iguala los
días 26 y 27 de septiembre en 2014, cuando seis personas murieron a manos de
policías municipales y sicarios del grupo delictivo ‘Guerreros Unidos’, que
también derivaron la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.
Héctor Astudillo, sin duda, no es ajeno a los problemas sociales que
aquejan a la entidad. Es un “veterano” de la política local y cuenta con una
amplia experiencia como legislador y alcalde. Nació en Chilpancingo y cuenta
con 57 años de edad al asumir la gubernatura. Es Licenciado en Derecho por la
Universidad Nacional Autónoma de México). Fue secretario particular en el
último tramo de la administración de José Francisco Ruiz Massieu cuando éste
gobernó Guerrero entre 1987-1993. Fue tres veces diputado local: durante la LIV
(1993-1996), la LVI (1999-2000) y la LX legislatura (2012-2015). Se desempeñó
como presidente municipal de Chilpancingo en dos ocasiones: 1996-1998 y 2009-2012.
Fue senador de la República en la LVIII Legislatura federal (2000-2003). En
2005 fue candidato a la gubernatura pero perdió los comicios ante Zeferino
Torreblanca Galindo. En 2012 coordinó la campaña de Enrique Peña Nieto en
Guerrero. Este año ganó las elecciones y a partir de hoy es gobernador del
estado.
Un estado problema
La máxima autoridad del estado reside en el Gobernador Constitucional,
que es electo cada seis años. Por su parte, el Congreso del Estado es la
asamblea unicamaral de la entidad. La misma se compone de 46 diputados, de los
cuales 28 se eligen por mayoría relativa y el resto por el principio de
representación proporcional. El Poder Judicial queda en manos del Tribunal
Superior del Estado de Guerrero integrado por 13 magistrados numerarios y 5
supernumerarios.
Constantemente Guerrero es comparado metafóricamente con un papel
arrugado, para describir la geografía de la entidad. Probablemente Guerrero es,
junto con Oaxaca y Chiapas, uno de los estados donde las características
geográficas han tenido mayor peso en su desarrollo económico y configuración
política. De los casi 64 mil kilómetros que integran su territorio, sólo una
octava parte está formada por valles y lagunas, localizadas principalmente en
la estrecha franja costera y en la región de Tierra Caliente situada en la
depresión del río Balsas. El resto de la superficie, dominada por macizos
montañosos de la Sierra Madre del Sur y el Eje Neovolcánico, es extremadamente
accidentada.
A lo largo de su historia, la urdimbre de factores geográficos ha
dificultado su integración territorial y ha opuesto obstáculos, a veces
insalvables, a su crecimiento económico.
Violencia e inseguridad
Héctor Astudillo hereda un estado muy violento. De acuerdo a las últimas
estadísticas del Secretariado Ejecutivo de la Comisión Nacional de Seguridad,
de enero a septiembre de este año se han registrado al menos mil 484 homicidios
dolosos, de los cuales más de la tercera parte han ocurrido en Acapulco, en
donde hay un promedio de tres crímenes violentos cada día. Estos representan el
10.66% de los 13 mil 920 homicidios que han ocurrido en todo el país.
Incluso, la semana pasada la organización International Crisis Group
calificó como “terrorífica” la situación que se registra en Guerrero debido al
nivel de violencia y de desapariciones forzadas, y urgió al presidente Enrique
Peña Nieto a que actúe con firmeza para restaurar la confianza de los
ciudadanos. También sugirió designar un fiscal especial para que investigue las
desapariciones forzadas no resueltas y otras graves violaciones a los derechos
humano, tal como también lo había propuesto el propio gobernador Astudillo
cuando acudió hace un par de semanas a la ciudad de Chilapa para atender a
familiares de desaparecidos, a quienes les propuso crear una fiscalía especial
para el caso.
Sin duda, pacificar Guerrero será el reto más importante de Héctor
Astudillo. No sólo contener la violencia en las grandes urbes producto de la
disputa entre grupos delictivos que se dedican al narcotráfico, sino también bajar
los índices de secuestro, extorsión, cobros de piso, y delitos menores como
robos a casa-habitación y asaltos, incluso también en materia de robos de auto,
donde en Guerrero aumentó de 115 a 137 autos robados por cada 100 mil
individuos de 2011 a 2014, superando la media nacional de 133 autos por cada
100 mil. A nivel nacional, durante el mismo periodo, el robo de auto se redujo
en 77 casos, pasando de 201 a 133, pero en Guerrero aumentó en 17 casos.
También durante décadas Guerrero ha sido trinchera en la batalla por
controlar las zonas de producción de marihuana y amapola. Guerrero tiene la
peculiaridad —muy negativa para el estado— de que a la vez es un productor muy
importante de amapola, más del 40% de la amapola que se produce en el país, y
además de los opiáceos que producen heroína y otros estupefacientes, que la
vuelven muy atractiva en el mercado mundial de las drogas y en particular en
Estados Unidos, donde ha crecido este consumo. También es un productor
importante de mariguana desde hace mucho tiempo.
Para ello, el gobernador tendrá que consolidad el Mando Único policial y
depurar los policías del estado y de los 81 municipios, con el total respaldo
de los presidentes municipales y del gobierno federal, como ya lo anunció el
pasado miércoles 21 el propio secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, quien dijo que se pondrá en marcha “un nuevo plan de seguridad” con el
nuevo gobierno en Guerrero.
También, Astudillo Flores deberá regularizar a las llamadas policías
comunitarias, particularmente de la UPOEG y el FUSDEG, que operan al margen de
la ley en municipios de la Costa Chica y de la región Centro del estado.
El slogan de “Un Guerrero con Orden y Paz” le da esperanza a miles de
guerrerenses que confiaron su voto a Astudillo, y esperan que en poco tiempo se
contenga el nivel de violencia.
Pobreza y rezago educativo
De los lastres sociales más añejos para Guerrero sin duda es la pobreza
y el rezago educativo. Según datos del Censo de Población y Vivienda 2010
realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hay 3
millones 388 mil 768 habitantes, de los cuales 2 millones 315 mil subsisten en
condiciones de pobreza o pobreza extrema. La desnutrición, consecuencia de la
pobreza extrema, cobra alrededor de 3 mil 500 vidas cada año en Guerrero, y la
padecen más de 40 mil niños en condiciones de marginación.
Por su parte, datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval), en 2014, los niveles de pobreza y pobreza extrema
en Guerrero disminuyeron 4.5 y 7.2%, en comparación con 2012, sin embargo, el
estado es el tercero con mayor índice de pobreza y pobreza extrema a nivel
nacional, después de Chiapas y Oaxaca.
El informe presentado en julio pasado detalla que en 2012 el 69.7% de la
población en Guerrero estaba en situación de pobreza, es decir 2 millones 525
mil 800 personas, pero para 2014 la cifra disminuyó a 65.2%, lo que significa 2
millones 502 mil 500 personas.
En cuanto a la pobreza extrema, en 2012 el 31.7% de la población en la
entidad se encontraba en esa condición, es decir un millón 111 mil 500
personas, y para 2014 la cifra disminuyó a 24.5%, lo que significa 868 mil 100
guerrerenses.
El informe también indica que en 2014 había 12 mil 600 guerrerenses más
(1.3%) en rezago educativo, y 206 mil 400 más (23.2) tuvieron acceso al
servicio de salud.
Además 20 mil ciudadanos más (0.7%) no tienen acceso a la seguridad
social; pero mil 500 más (0.1%) tienen calidad y espacios de la vivienda; 9 mil
900 más (0.5%) accedieron a los servicios básicos de la vivienda y 16 mil 800
más (1.2) tienen acceso a la alimentación.
Pese a los avances conseguidos de 2012 a 2014, Guerrero se encuentra aún
entre los tres estados con mayor índice de pobreza y pobreza extrema en el
país.
En cuanto a rezago educativo, de acuerdo al Censo de Vivienda y
Población 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 2010,
en Guerrero viven 374 mil 327 personas mayores de 15 años que desconocen el
alfabeto, es decir, el 16.68% de la población total, lo que coloca al estado en
el segundo lugar nacional solo detrás de Chiapas y por arriba de la media
nacional que es el 6.9%.
Además, también persiste un rezago educativo importante en este sector.
Por ejemplo, de 1970 a 2010 el porcentaje de personas sin primaria terminada
pasó del 43.4% al 14.6%, y las personas sin secundaria terminada incrementó del
7.7% al 20.9%.
Para contrarrestar la violencia, los frentes que Héctor Astudillo deberá
atacar e invertir recursos, sin duda, será en el combate a la pobreza y la
inversión en la educación y cultura. Tendrá que ampliar la cobertura escolar en
zonas marginadas y garantizar que todos los niños del estado tengan acceso a la
educación básica. Por otro lado, deberá detener el alto índice de deserción
escolar y combatir el analfabetismo.
Desempleo y economía
En el ámbito económico, Guerrero se encuentra en el conjunto de las
entidades más atrasadas en cuanto a niveles de bienestar. Según la organización
México, ¿Cómo Vamos?, Guerrero es el estado con mayor número de empleos
informales con 72.3%, además de que el gobierno saliente dejó al 61.1% de su
población en pobreza laboral, es decir, sin un ingreso laboral suficientemente
elevado como para poder alimentar a todos los integrantes del hogar.
Esta situación de hambre inducida por la falta de ingreso laboral
adecuado se encuentra muy por arriba del nivel nacional de 42% y casi 4 puntos
porcentuales por encima del valor con el cual la administración tomó el estado
en 2011 (57.6%).
Guerrero es hoy el estado con mayor informalidad del país (72.3%),
superando a Oaxaca que logró reducir su informalidad y ahora se encuentra 1.9
puntos porcentuales por debajo de Guerrero (69.9%).
En los últimos tres años, Guerrero también redujo sus exportaciones,
pasando de exportar el equivalente de 4.1% de su PIB a sólo 3.5%. El dato lo
coloca al mismo nivel que Chiapas, un enorme retroceso, ya que hace apenas tres
años Chiapas exportaba sólo dos terceras partes de lo que exportaba Guerrero.
Dos luces que permanecieron en verde durante la administración actual
fueron la deuda pública y la desigualdad. La deuda se redujo de 1.7% a 1.3%
como porcentaje del PIB. El nuestro es de los estados que más redujo su deuda y
la tercera a nivel nacional. A nivel nacional, la deuda pasó de 4.6% a 4.5%.
El estado se compone de ocho regiones: Norte, Montaña, Centro, Tierra Caliente,
Costa Grande, Costa Chica, Acapulco y la Sierra (recién creada). Cada una de
las mismas se distingue por algún factor, ya sean las riquezas naturales, la
densidad poblacional o alguna actividad económica. Mientras que en la Costa
Chica prolifera la actividad ganadera y en Acapulco destaca la intensa
actividad turística; en zonas como la Montaña sobresalen la proporción de
grupos indígenas y la mínima urbanización.
Por ello, la riqueza y la población están concentradas en pocos
municipios, lo que se traduce en serios contrastes dentro del mismo estado. La
agricultura y el sector terciario son las bases de la economía estatal. La
actividad agrícola se desarrolla en cerca del 85% de los municipios, aunque una
gran parte de la producción se destina al autoconsumo y recientemente sólo
aporta el 10% al PIB de la entidad. Por su parte, el turismo y el comercio
constituyen poco más del 30% de la actividad económica y han sido apuestas
recurrentes por parte de los gobernadores.
Ante este panorama, el gobernador Astudillo deberá incentivar a corto y
mediano plazo la economía de la entidad, particularmente en tres rubros: 1)
Reactivar el sector turístico, donde —además de los destinos que componen el
Triángulo del Sol— deberá promover nacional e internacionalmente otros sitios
más que son poco conocidos y visitados; 2) Recuperar la confianza de
inversionistas y empresarios para reabrir empresas que cerraron debido a la
violencia (principalmente en las regiones Norte, Tierra Caliente y Acapulco), y
a su vez, se deberán crear empleos formales para cientos de familias
guerrerenses; y 3) Atender el problema del campo que durante varios años estuvo
abandonado: hacer que las tierras del estado produzcan y apoyar a los ganaderos
y productores con la comercialización de sus productos.
Aunado a esto, Astudillo hereda un grave déficit financiero: un boquete
de 5 mil millones de pesos, según declaraciones de Rogelio Ortega. Pero apenas
ayer se reiteró que en realidad el déficit financiero que heredará es de 18 mil
millones de pesos.
Ante la situación, Astudillo mencionó que pedirá el apoyo financiero del
Gobierno federal, y se hará responsable de los adeudos institucionales.
Grupos movilizados y otros retos
Durante su gobierno, Astudillo enfrentará el beligerante activismo de
ciertos sectores que durante muchos años se han movilizado para exigir desde
mejoras sociales hasta recursos para beneficios particulares. El sector más
activo sin duda es la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación
(CETEG), y el principal motivo en esta ocasión es su oposición a la aplicación
de la evaluación docente contemplada en la Reforma Educativa que ellos
consideran “punitiva” y que atenta contra la estabilidad laboral.
El 2014 fue sin duda el año más complicado para Guerrero, primero por
los hechos violentos suscitados en Iguala que conmocionaron al mundo, y
después, las constantes marchas, bloqueos y protestas que afectaron a terceros
y ahogaron la economía local.
Además de la CETEG, los normalistas de Ayotzinapa, así como los que integran
el Frente Unido de Normales Públicas del Estado de Guerrero (FUNPEG) son otros
grupos que sin duda continuarán con sus movilizaciones para exigir plazas
docentes automáticas.
El otro sector es el de los padres de los normalistas desaparecidos,
quienes con todo el derecho exigen justicia y castigo a los responsables por la
barbarie ocurrida en Iguala. Seguramente Astudillo dialogará con ellos para
ofrecer su apoyo a fin de llegar a la verdad y a la justicia.
La primera acción va a ser el diálogo con las organizaciones sociales,
incluso con las más radicales, como él mismo lo ofreció tras ganar las
elecciones, porque si no se pacifica el estado va a ser muy difícil iniciar
otros planes de gobierno.
Por otro lado, durante su administración, Astudillo deberá estar atento
a otros problemas de índole administrativo. No debe permitir que haya actos de
corrupción, nepotismo y su gobierno deberá actuar con total transparencia y
rendir cuentas a los ciudadanos que lo llevaron al poder.
Los retos
En Guerrero no se puede seguir haciendo lo mismo. Los gobernantes hacen
que medio gobiernan, y los gobernados hacen como que no pasa nada. Por eso
hemos llegado a lo que podríamos llamar el Momento negativo guerrerense.
Guerrero requiere una cirugía mayor, ideas más imaginativas para solucionar los
problemas mayúsculos que hoy enfrenta. Con un rediseño de instituciones y
programas gubernamentales que reduzcan la pobreza y la desigualdad rampantes y
que den opciones de vida, de desarrollo, a los jóvenes.
El reto de Héctor Astudillo Flores es de dimensiones extraordinarias,
por tanto, deberá invertirle un esfuerzo equivalente.