Noé Ibáñez Martínez*
La educación es un proceso de formación del ser
humano a lo largo de su vida. Ésta se adquiere bajo tres modalidades: a) la educación formal, regida bajo un control
curricular y sistemas de enseñanza establecidos generalmente por el Estado, es
decir, desde preescolar hasta el nivel universitario; b) la educación no formal, la cual se refiere
a cursos, entrenamientos, academias y talleres ajenos a un control curricular;
y c) la educación informal, es
aquella que se recibe en el ámbito social, en la familia, con el grupos de
amigos y toda aquella que nos permite socializar con el resto de las personas.
En este caso nos referimos a la educación formal y
específicamente en el nivel medio superior, ya que es la etapa de formación de
los jóvenes de entre 15 y 18 años de edad; donde se busca preparar, capacitar y
brindar los conocimientos y herramientas necesarias para que continúen con el
nivel universitario y/o en su caso, se integren al mercado laboral. Además, de
formarlos con valores y disciplina para el ámbito social.
Sin embargo, grandes son los retos que enfrenta la
educación media superior actualmente, y particularmente en Guerrero, donde los
índices de deserción escolar son poco más del 45% durante los tres años de
bachillerato. Es decir, de cada 100 jóvenes de nuevo ingreso, solo 70 continúa
a los tres meses o al siguiente semestre; o que de cada 100 jóvenes que están
en edad de estudiar el bachillerato, solo se atiende a 75, incluyendo todas las
preparatorias de la UAG y los subsistemas educativos públicos y privados.
Existen diversos factores que influyen al rezago
educativo y a la deserción de los jóvenes. En primer lugar, por problemas de orden
social, ya que de acuerdo a la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación
Media Superior (ENDEMS), llevada a cabo por la Subsecretaría de Educación Media
Superior en 2011, el 49% de los encuestados señalaron que abandonaron los
estudios por la falta de recursos para comprar útiles, cubrir los pasajes de
transporte, o bien, por no cubrir la cuota de inscripción que solicitaban los
planteles. De los que provenían de una familia de escasos recursos, el 18.3%
señaló que consideraban más importante trabajar que estudiar, el 17.8%
abandonaron la escuela porque les disgustaba estudiar; el 17.5% que por que se
embarazó, embarazó a alguien o tuvo un hijo; y el 17.3% por que le tocó un
turno distinto al que quería (SEP, 2012).
En segundo lugar, por una deficiente cobertura
escolar en las siete regiones del estado; en tercer lugar, por la inequidad en
el acceso a la enseñanza; y en cuarto lugar, la cuestión de la calidad de la
enseñanza, la cual es necesaria para que el proceso educativo logre los
propósitos que le corresponden. Según los pronósticos de la Secretaría de
Educación Guerrero (SEG), de seguir con esta tendencia, será hasta el año 2020
cuando se alcance una cobertura del 95% en el estado.
Ante ésta situación, es importante emprender una
serie de acciones que permitan, abatir el rezago educativo, disminuir los casos
de deserción escolar, mejorar la calidad de la educación, fortalecer la
profesionalización docente y directiva, y aprovechar las tecnologías de la
información y la comunicación, así como impulsar nuevas acciones educativa para
prevenir y disminuir el abandono escolar: la capacitación de docentes y
directivos; la generación de ambientes de convivencia sana y libres de toda
discriminación; el fortalecimiento de los programas de inducción, tutorías
académicas, acompañamiento y prevención de conductas de riesgo, así como el
otorgamiento de becas y estímulos.
Además, se debe reorientar el sentido de la
educación media superior, la cual no debe considerarse solo un eslabón entre la
educación básica y la superior, sino debe contar un objetivo y sentido propio;
es decir, lograr en los jóvenes una expresión personal y comunicación verbal y
gráfica, estimulando hábitos de integración social, de convivencia grupal, de
solidaridad y conservación del medio ambiente. Asimismo, debe responder a los
retos actuales de la sociedad de la información y el conocimiento y debe dar
respuesta a las características de los nuevos “nativos digitales”, brindándoles
las herramientas que les permitan analizar y utilizar la abundante información
de nuestros tiempos.
Por otro lado, la educación media superior de
promover un vínculo efectivo entre la formación de los jóvenes y el mundo
empresarial; es decir, implementar estrategias que permitan a los estudiantes
generar un espíritu empresarial, desarrollar cualidades como la creatividad y
la asunción de riesgos, así como sensibilizarlos para trabajar por cuenta
propia como una opción profesional. Por ejemplo, en el Colegio de Bachilleres
del estado de Guerrero, que dirige Juan Salgado Tenorio, se está buscando esta
vinculación entre la educación y espíritu emprendedor de los estudiantes, como
una oportunidad para insertarse al sector laboral. Esto abrirá un nuevo
panorama para los más de 33 mil estudiantes de esta institución.
Esta estrategia, a su vez, contribuirá a disminuir
la deserción escolar, para lo cual, es necesario el liderazgo del docente para
el acompañamiento del alumno, en el que se deben involucrar también los
directivos, padres de familia, autoridades comunitarias e instituciones
sociales y civiles; es decir, la participación social tiene que jugar un papel
importante en el proceso educativo.