martes, 3 de diciembre de 2013

A cinco años sin Othón Salazar

NOE IBAÑEZ MARTINEZ

Ya son cinco años sin la presencia física de Othón Salazar. Hoy, con una ofrenda floral, familiares y amigos le rinden homenaje en su natal Alcozauca. En su tumba, limpian el piso, colocan flores, velas, cuentan anécdotas, historias y muchos gratos recuerdos. Las banderas rojas con la hoz y el martillo ondean suavemente.

Hace un año, en el marco del cuarto aniversario de su fallecimiento, se le rindió también un pequeño homenaje. En aquella ocasión, presentamos un libro que recoge las historias de vida y lucha del maestro en la explanada del ayuntamiento municipal. Los alcozauquenses lo recibieron con mucho cariño. Querían preservar su memoria y el ideario.

Se formó en las escuelas normales de Oaxtepec, Mor., y Ayotzinapa, Gro. Se graduó como docente en la escuela Nacional de Maestros. Se negó a enseñar el contenido del libro Por México impuesto desde la SEP durante el gobierno de Miguel Alemán Valdés, y con apoyo de otros maestros, envió una carta al secretario de Educación, titulándola: Enseñar mentiras es antipedagógico.

Encabezó la huelga en la Escuela Normal Superior de México y posteriormente, a los maestros de la Sección IX del SNTE entre 1956 y 1960. Desafió el sistema de gobierno en una época de endurecimiento, rígido control a las organizaciones y sindicatos, y aparente estabilidad política. Pero también, fue una época gloriosa del sindicalismo mexicano.

El “pequeño gigante” como se le conoció cuando encabezó el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), exigió al gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, además de cuestiones económicas, la independencia y autonomía de la sección IX del SNTE. Entre logros y derrotas, finalmente se consiguió un aumento salarial y la relativa victoria en la dirigencia de la sección, sin embargo, no era definitiva. El costo fue el encarcelamiento de los líderes del MRM y el posterior despojo a sus plazas de maestro.

Durante muchos años, Othón Salazar estuvo buscando su reinstalación. Varios expresidentes de la República le prometieron hacerle justicia. Pero le exigieron cosas a cambio y los mandó al diablo.

Incursionó en la política. Su formación marxista lo llevó a militar en el Partido Comunista Mexicano. Creía que tanto el papel del magisterio como la actividad política de liberación de conciencias, tenían como misión sembrar en la infancia las semillas de la libertad a través del conocimiento.

En los años 60 y 70, la represión del Estado hacia los grupos de oposición orilló a muchos personajes a tomar las armas. Othón aún en la clandestinidad, siempre creyó en una lucha social pacífica, a través de la revolución de conciencias y la movilización de masas. La “apertura democrática” y la unificación de las izquierdas (PSUM), lo llevó a participar en las elecciones estatales. Fue dos veces diputado federal por el V distrito en la región de La Montaña y presidente municipal de Alcozauca.

La fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) fue el último intento en el que creyó Othón para la transformación de la vida democrática del país y la reivindicación de las causas sociales. Sin embargo, fines electoreros, intereses personales y el distanciamiento de las causas de los pueblos, lo llevaron a renunciar al partido en 1997. Al que dijo, “era un nuevo PRI vestido de amarillo”.

En sus últimos años de vida, entre las actividades que ocuparon a Othón estaba el proyecto constitutivo del Movimiento Socialista de La Montaña (MSM), como un intento por construir, para la luchas de los pueblos indígenas, una nueva fuerza revolucionaria. Asimismo, la reconstrucción del PCM y el resurgimiento del MRM. Tareas que dejó pendiente.

Un periodista le preguntó:
—Después de tantos años, ¿vale la pena luchar por estas causas?
—Absolutamente— contestó Othón— y quisiera decir algo: si mañana fuera el último día de mi vida, las horas que me restan las entregaría a poner mi grano de arena en la tarea gigantesca de lograr que resurja la izquierda revolucionaria en el país. Vale la pena. Aunque fracasemos, vamos a hacer el intento y, como sabes, en política cuenta mucho quien intenta las cosas. Y lo vamos a intentar”.

Los ideales siguen vivos. Fue de esos hombres que luchan toda su vida por lo que creen. Simboliza la lucha de los maestros que creen que la educación es el motor transformador de una sociedad. Simboliza la lucha histórica de la izquierda mexicana fiel a sus principios. Fue un revolucionario de su tiempo, y así quiso que lo recordaran.

OTHÓN SALAZAR