viernes, 31 de enero de 2014

Democracia y violencia social

Marcha por la paz en Chilpancingo. 30 de enero de 2014.
Noé Ibáñez Martínez

El próximo 5 de febrero, se instalará en el Distrito Federal, en el marco del 97 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de 1917, —la cual rige actualmente en el país, aunque su contenido ha sido reformado más de 200 veces, aunadas las actuales reformas estructurales de Enrique Peña Nieto— el denominado Congreso Popular, convocado por diversos sectores sociales, académicos e intelectuales. ¿Cuál es la finalidad?

Desde la lucha armada de la Revolución, las demandas y los derechos sociales quedaron plasmadas en la Constitución de 1917, pareciera ser que al fin llegaría la justicia, la paz, la igualdad y la oportunidad de una vida digna, sin embargo, la clase política, los partidos y los intereses particulares robaron el futuro y la ilusión de millones de mexicanos, secuestraron el poder y se adueñaron de la riqueza nacional, en pocas palabras, traicionaron al pueblo violando la Constitución.

A lo largo de los años, los partidos políticos han predicado una falsa democracia, inexistente, fantasmal, aparente, simuladora… una democracia sin pueblo. A partir de la década de los 70s, tomó auge la llamada “transición democrática” promovida por el gobierno federal a través de la Reforma Política en 1977, la cual permitía que los partidos, agrupaciones, organizaciones sociales y civiles de oposición, pudieran participar por la vía legal en la vida política del país. Hasta hoy en día, no se ha consumado el ejercicio pleno de la democracia, al contrario, ha sido usado para justificar el fraude, la corrupción, la violencia, la pobreza y el abuso del poder por la oligarquía.

Los convocantes a la instalación del Congreso Popular, cuyas bases para participar se pueden consultar en: www.congresopopular.org, sostienen que “los representantes populares no representan al pueblo de México, las instituciones no aseguran el respeto a la ley, los gobiernos no miran por el bien común y se encuentran coludidos con los más abyectos intereses. Además, los medios de comunicación hegemónicos ocultan, desinforman e incomunican a los ciudadanos. Y también, los procesos electorales ya no son confiables, los fraudes electorales (1988, 2006 y 2012) y las reformas antipopulares en materia energética, política, educativa, financiera, fiscal y laboral, evidencian la esterilidad de las instituciones realmente existentes”.

La finalidad del Congreso Popular es que los ciudadanos conscientes y libres, participen y decidan de manera directa por medio de acciones coordinadas, pacíficas y contundentes, sobre la vida pública de su entorno social y del país; frente a la ingobernabilidad manifiesta en varias partes del país, donde la violencia se ha convertido en la principal preocupación de los ciudadanos, quienes se sienten atemorizados y secuestrados frente a un problema el cual el gobierno es incapaz de resolver e incluso tiene colusión con el crimen organizado.

Ejemplo de ello, son los recientes sucesos de violencia que azotan al estado de Guerrero y otras regiones del país, como consecuencia de una brutal descomposición social originada por las injusticias socioeconómicas y la ineptitud gubernamental para atender las demandas de los ciudadanos. Los gobiernos actuales son guiados por una política pública que lejos de disminuir la brecha de la desigualdad, la dilata, y la herida apenas cicatrizada abre paso nuevamente al Guerrero bronco donde los "rituales de la barbarie se niegan a remitir pero con balas y sangre son la respuesta crónica al pacífico reclamo social".

La instalación del Congreso Popular el próximo 5 de febrero, puede ser una oportunidad para reorganizar a la sociedad, reorientar la política pública y proponer iniciativas que ayuden a combatir y disminuir la violencia que cada día lastima, hiere, mata y destruye a cientos de familias mexicanas.

Entre los que participarán en el Congreso, destacan nombres como: Hugo Aboites, John Ackerman, Julio Astillero, Abel Barrera Hernández, Alberto Betancourt, Lydia Cacho, Héctor Díaz-Polanco, Enrique Dussel, Carlos Fazio, Minervino Morán, Robespierre Moreno, Manuel Pérez Rocha, Elena Poniatowska, Octavio Rodríguez Araujo, Julio Scherer Ibarra, Javier Sicilia, Alejandro Solalinde, Paco Ignacio Taibo II, John Saxe-Fernándéz, entre otros.

OTHÓN SALAZAR