domingo, 24 de marzo de 2013

Evaluar, ¿para qué?


Luego de reestablecerse la mesa de diálogo este sábado entre el Gobierno que encabeza Ángel Aguirre y la dirigencia de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (Ceteg), la cual se prolongó hasta la madrugada de este domingo, finalmente dieron a conocer la minuta de acuerdo que llegaron ambas partes y que podría poner fin al conflicto y regresar a clases el 9 de abril.

Sin embargo, de todos los puntos que acordaron, quisiera comentar el primero que aparece en el comunicado de prensa, y se refiere a la creación del Instituto de Evaluación Estatal Autónomo de Guerrero, el cual se constituirá por un Consejo Honorífico con facultad para coadyuvar con las autoridades educativas federales en materia de evaluación, considerando las características socio-culturales y económicas de Guerrero.
Sabemos que en el ámbito federal, la creación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa y del cual se sustenta la mal llamada Reforma educativa, es quizás, uno de los más grandes mitos que el país está creando. De acuerdo con el Dr. Eduardo Andere, especialista en educación y educación comparada, no existe en ningún otro país del mundo —incluso de los mejores de la OCDE— alguna institución parecida al que estamos creando, que tiene la facultad misma de ir por encima de la autoridad de la SEP.

Ahora, con esta posible creación del Instituto de Evaluación Estatal Autónomo de Guerrero, se está creando una institución que a mi parecer, no tiene razón de ser. Sabemos que la evaluación es muy importante para conocer el nivel de avance de la educación, pero es más importante educar bien, para que cuando se haga la evaluación, salgan bien evaluados los alumnos y maestros.
También sabemos que la evaluación es parte del proceso de enseñanza-aprendizaje, pero parece ser que con la creación de este Instituto, se quiere tomar en cuenta como muy “importante” el resultado de una evaluación estandarizada, ya sea para premiar o incentivar a un maestro, estudiante o escuela si sale bien en el examen; y/o castigar, cerrar o despedir a un maestro si sale mal evaluado.
Lo que sugiere el Dr. Andere es que no se puede ordenar a los estudiantes ni maestros para que obtengan buenos resultados, por lo que con la creación de este Instituto, advierte que habrá dos tipos de consecuencias muy perversas para la educación misma: primero, los maestros y las escuelas se dedicarán a enseñar solo y exclusivamente para el examen con el fin de que el maestro sea incentivado o que no sea castigado; y segundo, se generará prácticas de corrupción o trampa, en el que incluso se le niegue la aplicación del examen a aquellos estudiantes con menor nivel de aprovechamiento escolar, como lo ha sido con la aplicación de las pruebas Enlace y PISA en muchas escuelas.
Entonces, creo que esto no solo es cuestión de crear un Instituto de Evaluación, considerando o no, las características socio-culturales y económicas de Guerrero; como tampoco se trata de comparar los resultados entre un estudiante de la región La Montaña con uno de la Delegación Cuauhtémoc del Distrito Federal. Ojalá que este Instituto no se convierta en un monstruo como se han hecho con otras instituciones que el país ha creado.
Finalmente, lo que sugiere el Dr. Andere es muy sencillo. Más allá de crear grandes sistemas educativos, grandes políticas educativas, lo importante es, por ejemplo, la voluntad de cada persona de tomar un libro en vez de prender la televisión. La solución al fracaso educativo en México no vendrá por un plan de reforma sino por el esfuerzo de los padres de familia, la escuela, la comunidad, los maestros y los educandos mismos.

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OTHÓN SALAZAR