miércoles, 15 de mayo de 2013

Enseñar mentiras es antipedagógico

in memoriam de Othón Salazar (1924-2008)
por su 89 aniversario de natalicio.
Once maestros que trabajaban en la escuela primaria “Territorio de Quintana Roo” ubicada en Lago Winnipeg, Tacuba, D.F., elaboraron una carta el 24 de abril de 1951 dirigida al secretario de Educación Pública, Manuel Gual Vidal, manifestándole su oposición a incluir en los programas educativos la denominada “Doctrina Alemán” contenida en el libro Por México distribuido por la SEP en todas las escuelas del país, y cuyo propósito era promover la reelección de Miguel Alemán Valdés como presidente de la República.
Miembros del Partido Constitucionalista Mexicano y encabezados por el veterano revolucionario Gral. Francisco J. Mújica, ofrecieron apoyar a los maestros por su valor civil que demostraron al rechazar una medida que se ordenaba desde el Gobierno federal. En el marco de una investigación que la secretaría de Gobernación mandó a hacerle a Othón Salazar en 1954, luego de que encabezó la huelga en la Normal Superior que duró 46 días, se consiguió una serie de entrevistas a personas cercanas al profesor y una de ellas es la que se realizó al propio Gral. Mújica, la cual reproduzco a continuación:
¡Sí, amigo! Puede poner lo que yo digo y tal como lo digo yo. En 1951 dirigíamos el Partido Constitucionalista Mexicano el licenciado Ignacio Ramos Praslow, varios diputados constituyentes y su servidor. Fue entonces cuando trabamos conocimiento con Otón Salazar. ¡Chaparrito de huevos de un tamaño que ya quisieran muchos! El chaparrito guerrerense trabajaba por entonces en una escuela primaria modesta en Lago Winnipeg, Tacuba, de nombre Territorio de Quintana Roo y en el turno vespertino. ¡Apunte bien tarugo, no le tiemble la mano!
Muy pequeña la escuela, apenas tenía once maestros, cinco de ellos mujeres, ¡pero qué conciencia cívica!, sí señor. Un día el director los mandó llamar para leerles la circular en la cual se les ordenaba que en su labor docente, en su programa, incluyeran la enseñanza de la Doctrina Alemán. Ya para entonces el licenciadito estaba bien identificado como un presidente reaccionario proyanqui y contrario a todo ideario progresista y revolucionario. Los once maestros se negaron a enseñar eso que Gual Vidal quería hacer pasar por la doctrina y que no era sino un catálogo de elogios desmesurados a la persona e ideas de ese hijo de la chingada.
Otón encabezó la protesta inmediatamente y sus diez compañeros lo secundaron. El director no era ningún lambiscón y estuvo de acuerdo en limpiarse el culo con la Doctrina Alemán. Pero Otón fue más allá, propuso hacer pública la protesta, bien machitos la llevaron a los periódicos donde tuvo discreta difusión. ¡Pinches periódicos ojetes! Fue así como nos enteramos de esa protesta.
También lo supieron los del sindicato de maestros, los lacayos encabezados por Jesús Robles Martínez, dizque secretario general, abyecto líder que en vez de felicitar a ese modesto grupo de maestros los expulsó del SNTE. ¡Tan bandido el líder charro como presidente entreguista!
Mandamos llamar a ese grupo de maestros y nos sorprendió la juventud de Salazar y más que nada, su arrojo, su posición nacionalista. Ramos Praslow los ayudó a reelaborar aquella protesta y nosotros costeamos su publicación en forma de folleto y ellos lo distribuyeron entre el magisterio. Era un llamado formal al rescate de la dignidad del maestro, para centrarlo en su misión educativa popular y democrática y dejar de andar haciendo el triste papelito de pregonero gratuito del cabrón dientón.
¡Pero qué culerismo! Ni un solo, ni una sola escuela se sumó al rechazo de la Doctrina Alemán en todo el país. Por lo menos, creímos, Otón sería expulsado de la Normal Superior, ¡pero le pelaron todita la reata!
Eso sí, Manuelito Gual Vidal no se quedó con la verga adentro, ordenó el cambio de los maestros firmantes del manifiesto a las escuelas con director despótico. ¡Ahí se la volvieron a pelar a Otón! Cayó en la primaria matutina “Lorenza Rosales”, que tenía una directora, hembra con pelo y pecho. Pero Otón era mucha pieza, averiguó que ella defraudaba a la cooperativa escolar, reunió pruebas, reunió firmas, le hizo un par de mítines y al mes la ladrona tuvo que irse con la cola entre las verijas.
Ponga ahí que si tuviéramos más maestros como Otón Salazar, otro gallo le cantaría a la niñez de este país. Y añada tres mentadas de madre para Miguel Alemán y otra con dedicatoria especial al hijo de puta que ordenó y va a leer esta investigación. Y ahora, ¡a chingar a su madre!*
*(Cabañas R. Isabel e Ibáñez M. Noé, Othón Salazar Ramírez, una vida de lucha. Editorial Lama-UAG, 2011)

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OTHÓN SALAZAR