La
lucha por el poder en Guerrero en las últimas dos décadas ha sido bipartidista,
y así se vislumbra nuevamente la disputa en 2015, año en el que está en juego
no sólo los cargos públicos sino el futuro de más de 3 millones 400 mil
guerrerenses.
Particularmente,
el caso del municipio de Chilpancingo de los Bravo es buen ejemplo para
entender el escenario político. Éste ha sido bastión político-electoral del
Partido Revolucionario Institucional, situación que ha permitido que algunos
políticos hayan repetido como presidentes municipales (Héctor Astudillo Flores,
1996-1998 y 2009-2012; y Mario Moreno Arcos, 2005-2008 y 2012-2015).
Sin
embargo, la situación social y económica de sus más de 242 mil habitantes poco
ha mejorado, y por la naturaleza cambiante de la sociedad, han surgido nuevos
problemas sociales, por ejemplo, el caótico crecimiento urbano, la falta de
agua potable, la indebida canalización de las aguas negras del río Huacapa,
aunada la emergencia por las lluvias del mes de septiembre de 2013, la anarquía
de sus calles y de las construcciones, el incremento irregular del trasporte
público, y recientemente, el incremento de la inseguridad pública.
Esto
demuestra la incapacidad del priísmo para afrontar los retos de la capital. Estas
problemáticas sociales merecen un análisis profundo y participativo, a fin de
aplicar el dicho mexicano de que: “a grandes males, grandes remedios”; y la
primera de ellas es que una alternancia en la administración municipal le
vendría bien al municipio. Pero, ¿qué partido político? ¿Qué candidato?
La
izquierda guerrerense nunca ha podido ganar el municipio de Chilpancingo. En la
contienda electoral del 2012, la Coalición Guerrero Nos Une alcanzó un total de
35 601 votos, mientras que el PRI obtuvo 44 576 votos, ganando éste con una
diferencia de 8 975 votos. No obstante, la izquierda ha ido equilibrando cada
vez más el escenario para el 2015.
Para
lograr esta alternancia, es indispensable definir el candidato idóneo que, a su
vez, presente un plan de desarrollo integral para la capital y sus 114
localidades. Que atienda y resuelva el problema de la inseguridad, del agua,
del transporte público y la vialidad, la atención de los damnificados por
“Manuel”, el caótico crecimiento urbano y la necesidad de un mapa de tendencias
y riesgos que permita, por primera vez, hacer una planeación de cara a 50 años.
De
los posibles candidatos, se han mencionado varios nombres tanto del PRD como
del PRI, aunque de este último aún no se ve claro quién podría ser y la
incertidumbre cada vez es mayor. De parte del PRD, personajes como Alejandro
Mendoza Pastrana, Jorge Salgado Leyva, Alejandro Arcos, Toño Gaspar, Julio
César Aguirre Méndez, son los nombres que cada vez son más recurrentes en la
opinión pública. Uno de ellos sería el candidato quien podría cambiar el rumbo
de Chilpancingo, quien garantice la unidad de las izquierdas y trabaje con las
masas populares.
Sin
embargo, para ejecutar todos estos planes y proyectos, se necesita consultar
primero con la gente, los ciudadanos, tomar en cuenta a los pobladores de las
colonias y las comunidades, para que hagan propuestas y sean parte de las
soluciones. Alejandro Mendoza Pastrana parece ser uno de los pocos perredistas
que han venido trabajando de manera constante, fortaleciendo la figura del
ciudadano como un actor esencial en la construcción de la democracia y el
desarrollo socio-económico.
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