Este
domingo 7 de julio, hubo elecciones en 15 entidades de la República mexicana en
los que ciudadanos acudieron a las urnas para renovar una gubernatura, 931
alcaldías y 442 diputaciones locales.
El voto que los ciudadanos emiten en las urnas a favor de cierto candidato se trata de un ejercicio que los políticos manejan como la plena práctica de la democracia en México y qué ésta se encuentra en una etapa de consolidación. Sin embargo, para ser realistas el voto no es sinónimo de democracia, sino una mínima parte de un conjunto que lo define.
El voto que los ciudadanos emiten en las urnas a favor de cierto candidato se trata de un ejercicio que los políticos manejan como la plena práctica de la democracia en México y qué ésta se encuentra en una etapa de consolidación. Sin embargo, para ser realistas el voto no es sinónimo de democracia, sino una mínima parte de un conjunto que lo define.
Las
elecciones que se festejan para renovar cargos públicos en el país como parte
del sistema político que lo rige, es la versión oficial la que resalta la
democracia como el camino viable de participación ciudadana para lograr la
igualdad, el progreso y el bienestar social; sin embargo, restringen su
práctica solo por un día a través de un voto.
Esto
convierte la democracia en México de carácter ilusionista, fundamentalmente por
dos razones: a) Su redacción en la norma constitucional y legal es muy
restringida; y b) No están debidamente reglamentadas las figuras de democracia
participativa. Por ello, se debe replantear la soberanía para que deje de ser
una institución guardada en el ropero y el ciudadano deje de ser un “soberano
don nadie” (Muñueco, 2006).
Pero
el ejercicio del voto no es lo que resalta en el día de las elecciones; sino
las viejas prácticas de corrupción que aplican y cometen los miembros y
simpatizantes de los partidos políticos para intimidar, coaccionar, comprar,
condicionar, e incluso, cometer agresiones y asesinatos a sus adversarios.
Durante
la jornada electoral de ayer, se denunciaron decenas de anomalías e incluso
enfrentamientos y asesinatos; quizás el caso más indignante fue el de Feliciano
Castillo Hernández, un joven de 17 años que descubrió que integrantes de
Antorcha Campesina de Jalapa, Veracruz, distribuían despensas a cambio de voto
para el candidato del PRI Jesús Cruz Hernández y los comenzó a videograbar, por
lo que los infractores lo golpearon, pero la antorchista Sofía Cruz Hernández
lo apuñaló de muerte (La Jornada, 07/07/13).
Las
denuncias por anomalías vinieron de por todas partes, los partidos políticos se
acusaron entre sí; lo que ya es común en jornadas electorales. Todos se
pronuncian como democráticos y que “respetan la decisión del pueblo”, la cual
se ejerce mínimamente con el derecho al voto y por un solo día. ¿Cuándo se
ejercerá una democracia real sin simulación?
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