Ya
son cinco años sin la presencia física de Othón Salazar. Hoy, con una ofrenda
floral, familiares y amigos le rinden homenaje en su natal Alcozauca. En su
tumba, limpian el piso, colocan flores, velas, cuentan anécdotas, historias y
muchos gratos recuerdos. Las banderas rojas con la hoz y el martillo ondean
suavemente.
Hace
un año, en el marco del cuarto aniversario de su fallecimiento, se le rindió
también un pequeño homenaje. En aquella ocasión, presentamos un libro que
recoge las historias de vida y lucha del maestro en la explanada del
ayuntamiento municipal. Los alcozauquenses lo recibieron con mucho cariño.
Querían preservar su memoria y el ideario.
Se
formó en las escuelas normales de Oaxtepec, Mor., y Ayotzinapa, Gro. Se graduó
como docente en la escuela Nacional de Maestros. Se negó a enseñar el contenido
del libro Por México impuesto desde
la SEP durante el gobierno de Miguel Alemán Valdés, y con apoyo de otros
maestros, envió una carta al secretario de Educación, titulándola: Enseñar mentiras es antipedagógico.
Encabezó
la huelga en la Escuela Normal Superior de México y posteriormente, a los
maestros de la Sección IX del SNTE entre 1956 y 1960. Desafió el sistema de
gobierno en una época de endurecimiento, rígido control a las organizaciones y
sindicatos, y aparente estabilidad política. Pero también, fue una época gloriosa
del sindicalismo mexicano.
El
“pequeño gigante” como se le conoció cuando encabezó el Movimiento
Revolucionario del Magisterio (MRM), exigió al gobierno de Adolfo Ruiz
Cortines, además de cuestiones económicas, la independencia y autonomía de la
sección IX del SNTE. Entre logros y derrotas, finalmente se consiguió un
aumento salarial y la relativa victoria en la dirigencia de la sección, sin
embargo, no era definitiva. El costo fue el encarcelamiento de los líderes del
MRM y el posterior despojo a sus plazas de maestro.
Durante
muchos años, Othón Salazar estuvo buscando su reinstalación. Varios
expresidentes de la República le prometieron hacerle justicia. Pero le
exigieron cosas a cambio y los mandó al diablo.
Incursionó
en la política. Su formación marxista lo llevó a militar en el Partido
Comunista Mexicano. Creía que tanto el papel del magisterio como la actividad
política de liberación de conciencias, tenían como misión sembrar en la
infancia las semillas de la libertad a través del conocimiento.
En
los años 60 y 70, la represión del Estado hacia los grupos de oposición orilló
a muchos personajes a tomar las armas. Othón aún en la clandestinidad, siempre
creyó en una lucha social pacífica, a través de la revolución de conciencias y
la movilización de masas. La “apertura democrática” y la unificación de las
izquierdas (PSUM), lo llevó a participar en las elecciones estatales. Fue dos
veces diputado federal por el V distrito en la región de La Montaña y
presidente municipal de Alcozauca.
La
fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) fue el último intento
en el que creyó Othón para la transformación de la vida democrática del país y
la reivindicación de las causas sociales. Sin embargo, fines electoreros,
intereses personales y el distanciamiento de las causas de los pueblos, lo
llevaron a renunciar al partido en 1997. Al que dijo, “era un nuevo PRI vestido
de amarillo”.
En
sus últimos años de vida, entre las actividades que ocuparon a Othón estaba el proyecto
constitutivo del Movimiento Socialista de La Montaña (MSM), como
un intento por construir, para la luchas de los pueblos indígenas, una nueva
fuerza revolucionaria. Asimismo, la reconstrucción del PCM y el resurgimiento
del MRM. Tareas que dejó pendiente.
Un periodista le
preguntó:
—Después de tantos
años, ¿vale la pena luchar por estas causas?
—Absolutamente—
contestó Othón— y quisiera decir algo: si mañana fuera el último día de mi
vida, las horas que me restan las entregaría a poner mi grano de arena en la
tarea gigantesca de lograr que resurja la izquierda revolucionaria en el país.
Vale la pena. Aunque fracasemos, vamos a hacer el intento y, como sabes, en
política cuenta mucho quien intenta las cosas. Y lo vamos a intentar”.
Los
ideales siguen vivos. Fue de esos hombres que luchan toda su vida por lo que
creen. Simboliza la lucha de los maestros que creen
que la educación es el motor transformador de una sociedad. Simboliza la lucha
histórica de la izquierda mexicana fiel a sus principios. Fue un revolucionario
de su tiempo, y así quiso que lo recordaran.